ACTUALIZACIÓN 1/2/22:
¡Lo hemos conseguido! A 31 de enero de 2022 a las 23:59h, fecha límite para la recogida de firmas, hemos conseguido un total de 1.202.121 votos para enviar un mensaje fuerte e inequívoco al parlamento europeo: NO queremos que Europa participe en esta práctica horrible que está mermando la salud de los mares.
La ciudadanía de toda Europa ha hablado y nuestra voz es clara: ha llegado la hora de cambiar las leyes que regulan el comercio de aletas de tiburón.
Gracias por vuestro apoyo; por firmar, por compartir y por dar voz a aquellos que no la tienen. Os seguiré informando cuando tengamos novedades, por el momento, toca celebrar este enorme logro.
Hoy quiero hablarte de un asunto que me cuesta entender y me cuesta compartir por la profunda tristeza que me produce. Pero también de cómo, con tu ayuda, podemos cambiar las cosas.
Me refiero a la masacre de tiburones que llevamos a cabo año tras año y del porqué de esta práctica cruel que está empujando a muchas especies al borde de la extinción. Y es que cada 365 días nos cargamos la friolera de entre 63 y 273 millones de tiburones.
¿Y por qué estamos acabando con ellos y destruyendo el frágil y ya muy mermado equilibrio de los ecosistemas marinos? Pues principalmente para vender sus aletas a países asiáticos, con China a la cabeza de este sinsentido.
Seguramente habrás oído hablar de la famosa sopa de aleta de tiburón, un negocio que mueve cientos de millones de euros cada año. Y es que, en algunos países asiáticos, consumir esta sopa es sinónimo de estatus social.
Bueno, habrá algún motivo más, ¿verdad? Tendrá maravillosas propiedades para la salud o será un potente potenciador de la lívido, tendrá un gusto exquisito o algo que «justifique» estar destruyendo el equilibrio y biodiversidad de los océanos matando cientos de millones de tiburones, ¿no?
Pues no, nada más: ni propiedades medicinales, ni líbido y encima ni siquiera aporta sabor a la sopa. Simple y llanamente sirve para que alguien pueda decir «mira la familia Xin Lao Han, oye ellos sí que son respetables ¡pueden servir sopa de aleta de tiburón en sus cenas con amigos!«.
Llegados a este punto, puede que pienses «¿y esto qué tiene que ver conmigo? En España pescamos sardinas, lenguados y atunes, y no he probado en la vida la sopa de aleta de tiburón«. Bueno pues es que resulta que España es el segundo país del mundo que más tiburones pesca. Y adivina cuál es el principal objetivo de esta pesca… ¡bingo!
Es el momento de cambiar las cosas
Como ciudadanos europeos tenemos el privilegio (y el deber en mi humilde opinión) de alzar nuestra voz para pedir que cambie la legislación que regula la pesca y la práctica de aleteo (cortar las aletas) de los tiburones en Europa. Según la legislación vigente, cualquier iniciativa ciudadana que cuente con el soporte de, por lo menos, un millón de votos de ciudadanos europeos tiene la potestad de ser presentada ante el Parlamento Europeo para pedir un cambio en la ley vigente.
La Iniciativa Ciudadana Stop Finning – Stop the Trade tiene el objetivo de recoger el millón de firmas necesario para exigir el fin del comercio de aletas de tiburón en la Unión Europea.
Si quieres ayudar, es tan fácil como firmar para apoyar el fin de esta crueldad que, si sigue produciéndose al ritmo actual, va a provocar el colapso de los ecosistemas marinos en pocos años.
Nada de spam ni sitios raros, el enlace te lleva a la página oficial de Iniciativas Ciudadanas de la Unión Europea. Por si quieres más información sobre esta iniciativa te dejo el enlace a la web Stop Finning. También puedes dejarme un comentario en este post o escribirme a través del formulario de contacto si quieres saber qué más puedes hacer para salvar a los tiburones.
¡Gracias por tu apoyo!
Te dejo los testimonios de algunas voces relevantes en nuestro país y en el mundo del buceo que ya se han sumado a esta iniciativa:
Licenciada en Biología y Doctora en Biomedicina, llevo más de 10 años buceando por todo el mundo y probando equipación y accesorios de submarinismo. Hace unos años dejé mi profesión científica para dedicarme a tiempo completo a mi pasión por el buceo y a descubrir el mundo.
Deja una respuesta